jueves, 30 de mayo de 2013

Mil y una Mariposas

A continuación voy a exponer la adaptación de Todo tipo de pieles que nos contó Irune

Mil y una mariposas

Había una vez en un reino muy lejano, un rey y una reina, que vivían felizmente en su castillo. Fueron pasando los años y esa alegría se fue convirtiendo en tristeza porque no conseguían tener hijos, hasta que un día por fin nació Lía, una preciosa niña de piel blanca como una nube, los ojos azules como el mar y el pelo dorado como el sol.
 Iban pasando los años y la niña iba creciendo, todos eran felices en el reino. Un día en pleno invierno, Lía salió al bosque para poder tocar la nieve que rodeaba todo el castillo, ya que nunca la había visto, pero se alejó tanto que se perdió. Ella gritaba hasta que su madre la encontró. A partir de aquí la reina cayó enferma, la niña no se separaba de ella y para aliviar a la pequeña, le regaló una cadena de oro con tres objetos que habían marcado las tres mejores etapas de su vida. Una de ellas era la que representaba a su niñez, un lacito, su adolescencia con un dedal y su madurez con el anillo de boda de su compromiso con el rey. La niña cogió el regalo de su madre y la abrazó, pero su madre murió a los pocos días.
Fueron pasando los años y Lía ya tenía 15 años, pero no había salido del castillo nunca, no veía a nadie excepto a su padre al que quería y adoraba y a la empleados de la corte. El padre, preocupado por ella ya no sabía que más hacer para que su hija saliese del castillo, estuviese con sus amigas y conociera a la gente de fuera del reino. Sus consejeros, le dijeron que la niña tenía que casarse, porque ya iba siendo mayor y el reino necesitaba un heredero, por lo que al rey se le ocurrió que tal vez si le organizaba una fiesta para que eligiera marido, la niña volvería a sonreír al enamorarse. Ella aceptó porque vio que su padre estaba muy entusiasmado, pero a Lía no le hacía ni pizca de gracia. 
Llegó la fiesta, pero ninguno de los pretendientes era del gusto de la muchacha, por lo que su padre enfureció porque no quería ver a su hija así y le escogió un pretendiente con el que la obligaría a casarse. La niña aceptó porque no quería desobedecer a su padre, pero haría todo lo que pudiera para que la boda se celebrara lo más tarde posible, entonces se le ocurrió una idea, antes de conocer a su futuro esposo quería un regalo de compromiso por lo que la princesa pidió un vestido dorado como el sol, otro blanco con la luna y otro tan brillante como las estrellas, el padre le dijo que así sería. La niña, se fue esperando que no pudiera cumplir los requisitos, pero el padre tardó poco más de un año en traerle los tres vestidos. Había cogido el oro más fino, el platino más cálido y los brillantes más brillantes que jamás había visto. La princesa se quedó impresionada, se los probó y le quedaban estupendos. Por lo que no pudo decir nada y su padre anunció el compromiso entre su hija y el pretendiente que él había elegido. La boda se celebraría dentro de seis meses, pero la princesa seguía sin querer casarse con aquel desconocido y la muchacha, al igual que pidió el regalo de pedida pues pidió también su regalo de novia, quería un abrigo hecho con mil y una mariposas que hubiera en el mundo: ­­-quiero un abrigo único de mil y un alas de mariposa-. El padre le dijo que en cuanto lo tuviera se casaría, con lo que mandó a sus soldados a cazar una mariposa de cada especie.
Tardó más de seis meses en conseguirlas, y mandó a las costureras que realizaran el abrigo, pero era un abrigo muy raro; era largo, ancho y como había sobrado tela le habían hecho una capucha que le llegaba hasta los pies. Como ya no tenía escapatoria cogió los tres vestidos, la cadena de oro de su madre  y el abrigo y huyó al bosque, pero como por dónde ir dormía por el día en un árbol y por la noche caminaba para que nadie la viera.
Pasaron meses y meses y ella no sabía cuánto había caminado, ni lo lejos que estaba del reino, el caso es que un día oyó voces y pensaba que era una cacería que había organizado su padre para llevarla de nuevo a casa. Un perro se acercó, comenzó a olerla y a ladrar con lo que las voces humanas alertadas fueron a ver qué pasaba y vieron que encima de un árbol había una chica. Ella gritó encima del árbol y los hombres se pensaron que estaba loca por lo que llamaron al príncipe para ver que hacían con ella. Lía al verle, pensó que era el chico más guapo y apuesto que había visto en su vida, pero claro, ella no podía decir que también era una princesa porque sino la llevarían de vuelta al reino y tendría que casarse con el hombre que su padre había elegido. El príncipe decidió llevarla a su castillo y darle trabajo en las cocinas, el cocinero que se encariñó con ella enseguida, le mandaba a hacer las cosas de una criada, pero siempre con su abrigo puesto para que no se la viera.
Los reyes, pensaron que era la hora de que su hijo contrajera matrimonio, por lo que declararon tres días de fiesta para que las chicas más bellas pudieran ir a conocerlo. Lía, al enterarse de que se iba a celebrar el baile le pidió al cocinero que por favor la dejase asomarse al baile para ver cómo era aquello, le dio permiso pero con una condición, que nadie la viera. Lía subió a su habitación, se quitó el abrigo, se arregló el pelo y se puso el vestido que era tan dorado como el sol y se presentó en el baile. Cuando entró por la puerta de la sala donde se celebraba el baile todo el mundo se le quedó mirando, incluso el príncipe, que no se imaginaba que ella era la muchacha que había rescatado en el bosque, le preguntó su nombre y a ella solo se le ocurrió decir que se llamaba Mil y una Mariposas, pero no quería darle más detalles y a cualquier pregunta que el príncipe le hacía ella no contestaba. El baile acabó y Lía bajó a la cocina, el cocinero le echó un poco la bronca por llegar un poco tarde así que le dijo que fuera preparando el caldo para el príncipe que siempre tomaba antes de irse a dormir porque él estaba muy ocupado. Ella intentó recordar todos los pasos para hacerlo igual que el cocinero, pero no hacía más que pensar en lo guapo y apuesto que era el príncipe, así que se le ocurrió una idea; se desabrochó es colgante que le había regalado su madre, cogió el lacito y se lo puso al príncipe en el fondo del cuenco. Le llevó el caldo a su habitación y ella se fue a dormir.
El príncipe después de despedir a la muchacha del abrigo, bebió su caldo y vio que en el fondo de su cuenco había algo, un lacito pequeño de oro que pertenecía a alguien, pero ¿a quién? El príncipe bajó a las cocinas para averiguarlo. El cocinero le dijo que no sabía nada y que el caldo lo había preparado él.
 La segunda noche, Mil y una Mariposas, volvió a ir al baile con su vestido de plata como la luna  y el príncipe la sacó a bailar. En ese momento, volvió a hacerle preguntas sobre ella para averigua más cosas, pero Lía seguía sin contestar a ninguna, seguía diciendo que se llamaba Mil y una Mariposas; solo se fijaba en ella aunque también bailaba con las demás muchachas. Cuando acabó hizo lo mismo de la noche anterior, bajó a la cocina preparó el caldo del príncipe y le metió otro de los objetos del colgante: el dedal; se lo subió al príncipe y éste volvió a ver que tenía otro objeto en el fondo del cuenco, descartó que fuera del cocinero, tenía que ser de una chica.
En la tercera noche del baile el príncipe escogería esposa. Mil y una mariposas volvió al baile, pero esta vez con el vestido tan brillante como las estrellas y el príncipe bailó con ella toda la noche y aunque Todo Tipo de Mariposas intentaba escaparse, el príncipe no la dejaba, la muchacha estaba tan nerviosa que no se dio cuenta de que el príncipe le puso un anillo en el dedo, de forma que salió corriendo y sin quitarse nada se puso su abrigo que le llegaba hasta los pies con lo cual no se le veía el vestido, volvió a las cocinas y como los dos días anteriores preparó el caldo al príncipe y volvió a meterle en el cuenco otro objeto, el último que le quedaba en su colgante: el anillo de compromiso de su madre. 
Cuando subió a la habitación el príncipe la invitó a entrar pata que esperase hasta que se acabara el caldo, ya que iba a tardar muy poco. Lía se apartó en un rincón con la mirada hacia el suelo y un poco nerviosa porque el príncipe no hacía más que comer y mirarla fijamente - ¿quién ha hecho este consomé? Le pregunto a la muchacha, ella contestó que el cocinero –entonces ¿por qué hay dentro un objeto que no puede ser del cocinero?- ella miró al príncipe y éste tenía el anillo de su madre en la mano. El príncipe se acercó tanto a ella que la muchacha empezó a retroceder hasta que al final chocó contra una pared y él le dijo:
 -¿Sabes lo que es esto?-
 -Un anillo majestad- contestó ella.
-sí, un anillo y este anillo tiene un compañero y, ¿sabes cuál es su compañero? El que tienes en tu dedo, y tú, eres la mujer con la que me quiero casar. No sé si eres noble, si eres plebeya, pero quiero casarme contigo y pasar el resto de mis días contigo-.

La princesa comenzó a llorar, y le contó toda la historia que había pasado. El príncipe le dijo que no se preocupara de nada porque iban a ser muy felices. Y así fue, se casaron, fueron muy felices,  comieron perdices y a mí con el plato me dieron en las narices.

... y colorín colorado, este cuento se ha acabado. 

En la adaptación he cambiado los siguientes puntos. 
  • La mamá de la niña, la reina, no se pone enferma de repente y se muere, sabemos lo importante que es en esta edad para los niños sus padres, por lo que yo he dado un motivo, que es que salió a la nieve a buscar a su hija. Cosa que no ocurre normalmente en la vida cotidiana de los niños. También he mantenido la muerte de la madre para ser lo más fiel posible al original.  
  • He suprimido el incesto que el padre quería cometer porque los niños no piensan en que su padre se pueda casar con una hija, lo he adaptado de tal forma que no sea su padre el que se case con ella sino un chico que no tiene nada que ver con la familia real. 
  • He mantenido lo de los tres vestidos, pero no el símbolo de la medalla de la virgen, la rueca y el material del abrigo. La medalla de la virgen la he suprimido por un lacito por si hay niños de otras culturas, que puedan identificarse con la simbología que representa. La rueca lo he cambiado por un dedal para que no tenga similitud con el de la bella durmiente. El abrigo lo he cambiado por las mariposas porque me parece más alegre y así tenía también un toque personal mío. 
  • El resto de la historia lo he mantenido para que no perdiese el encanto y la magia del original.
Este tipo de cuentos maravillosos tiene la estructura clara del viaje iniciático: 
    • Niña está en entorno familiar. (el rey y la reina)
    • Por un motivo sale del núcleo familiar. (Casamiento impuesto)
    • Supera unas pruebas hasta que consigue su objetivo y crea su propio entorno familiar. (huir del matrimonio y casarse con el príncipe)
    • Tiene distintos símbolos que le ayudan a superar esas pruebas.( los tres objetos de su madre).
Como se puede observar la estructura, en la adaptación que yo he hecho se mantiene como en el original. 

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